lunes, 6 de noviembre de 2017

Leyendas



¿Qué es una leyenda?

Una leyenda es un relato o serie de sucesos imaginarios o maravillosos. También se llama 'leyenda' a un tipo de composición literaria en la que se narran sucesos
Y ahora que quedo claro que es una leyenda les dejo las que encontré

Aquí te dejo dos leyendas que en lo personal son las mejores de Tequisquiapan.

La Presa Centenario

A principios de este siglo, cuando estaban construyendo la Presa Centenario, el ingeniero que estaba a cargo de la construcción, tenía mucho temor de que sus cálculos no fueran precisos y que, al ser terminada la construcción, dicha obra se derrumbara con las primeras avenidas fuertes de agua. Una noche que se encontraba apesadumbrado se le presentó el mismísimo diablo convertido en una persona muy bien vestida, alegre y jovial, de aspecto tierno y con una mirada penetrante. Entonces le dijo: “Si quieres terminar con la construcción de la presa y que ésta no se destruya ni con las avenidas más fuertes de agua, tendrás que hacer un pacto conmigo”. El pacto consistía en que tenía que entregarle a niños inocentes para dar su permiso y pudiera terminar la obra. En ese tiempo muchos niños de varios poblados cercanos a Tequisquiapan se perdieron; los niños fueron vertidos en cada uno de los pilares, todos vivos tomados de las manos, y se les sepultó con el material de construcción que se utilizaba en ese tiempo. Según el pacto sólo con estos niños se podía sostener la cortina de la presa y prueba de ello es que ha resistido grandes avenidas de agua. Años después de construida la presa, se dice que por las noches -en el agua que está saliendo de sus vertederos- se oyen voces de niños diciendo: "¡Agárrense, agárrense porque si no se va a derrumbar!". Son muchos los que cuentan haber escuchado esas voces en forma de quejidos cuando ha llovido mucho y la presa está a punto de colapsarse.


La leyenda de la hacienda de San Nicolás

Una mañana del año 1746, doña Aurora cocinaba en la inmensa cocina de su Hacienda de San Nicolás, cercana al pueblo de Tequisquiapan. Los vapores del caldo que cocinaba le hacían sudar su blanquecino y pálido rostro –que recordaba glorias pasadas- y sin sentirlo siquiera su pensamiento se fue en retrospectiva hacia aquél a quien tanto había amado. De pronto volvió a sentir sus brazos rodeándola por el talle. Eran aquellos mismos y musculosos brazos de su enamorado amante, -muerto en la horca por la santa inquisición debido a ese prohibido amor-, con quien había vivido los años más apasionados de su lejana juventud. Recordó y añoró en cada poro de su piel, las caricias de esos brazos que una vez la habían hecho vibrar y sentir correr la vida por sus venas. Cuenta la leyenda que después de la muerte de su amado se había refugiado en su vieja Hacienda, olvidando al mundo y dejándose olvidar por él. Las paredes de aquella fortaleza habíanse enmohecido, al igual que su piel y su alma; aquellas por el tiempo y la humedad, éstas por la tristeza y la melancolía. Se cuenta que esta solitaria dama murió en su querida Hacienda en la peor de las soledades, en compañía solo de sus criados y de unos cuantos perros. Pasaron los años, las décadas... las centurias. Los lugareños aseguran que ahora en esa olvidada Hacienda vaga el alma de doña Aurora; y que en las noches frías, cuando el viento sopla con fuerza entre los huecos de sus paredes, se escucha su voz gritar el nombre de su amado: Luiiiiiiiiiisssssssssss!. Y dicen también que las parejas que llegan a entrar en esa vieja casona ansiosos de saciar su amor quedan atrapados para siempre en un pacto prohibido, como aquel que unió a estos dos amantes. ...Aquella mañana de un día cualquiera, del año 2003 (¡después de casi tres siglos!), la pareja de extranjeros entró a las ruinas de la Hacienda, guiados por un común y secreto acuerdo; la necesidad de estar solos. Atrapados en una pasión avasalladora, no alcanzan a notar que tras los agujeros de las gastadas y altas paredes son observados por unos ojos de anciana. La maldición, según la leyenda es inevitable... el pacto es prohibido.


           




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